Las niñas y los niños nos molestan. ¿Estoy siendo respetuoso?
Estos últimos años, estamos viviendo un cambio (o eso quiero pensar) en el estilo educativo tanto de familias como en los centros educativos hacia una mirada más respetuosa. Pero no nos engañemos, aún queda mucho camino por andar.
Nuestra sociedad, nuestra cultura está pensada desde la Mirada adulta, somos una sociedad adulto centrista y en muchas ocasiones siento que los niños y las niñas no tienen cabida. Nos INCOMODAN. Hoteles sin niños, bodas sin niños y restaurantes supuestamente “para todos” en los que no se permiten niños.
Tantos y tantos ejemplos que aún sigo viendo en los que el mensaje es que nuestros hijos e hijas nos MOLESTAN. A nadie se le ocurriría abrir un restaurante en el que no se permitieran “abuelos” o en el que puedan entrar sólo si “se portan bien” como me han llegado a decir en alguna ocasión.
Es inevitable que, a veces, y aunque luchemos contra ello, veamos a la infancia “por debajo» de nosotros como si fueran menos, o al menos, con menos derechos porque a ver… son “solo” niños.
Pero al igual que no somos machistas o racistas solo porque lo sea el entorno en que vivimos y trabajamos para no serlo y mejorar. De la misma manera deberíamos hacer el trabajo personal correspondiente para darnos cuenta de las situaciones en las que hacemos de menos a los niños y las niñas y ser capaces de dejar de hacerlo y no dejarnos llevar. Muchas veces vemos bien o no queremos entrar en situaciones con peques que, si fueran con personas adultas nos parecerían terribles, nos chirriarían y no dejaríamos que ocurrieran.
Además, parece que con la infancia todo vale. La violencia que se ejerce sobre la infancia es el único tipo de violencia que no solo es permitida y consentida, sino que todavía se defiende en algunos sectores de nuestra sociedad. Hemos normalizado frases (y actos que es peor) como “un cachete a tiempo” como medida educativa. Esto nos retrata como sociedad.
Y es que ellos y ellas tienen los mismos derechos que nosotros los adultos, y la misma necesidad de que se les respete, pero con el hándicap de que ellos aun dependen de nosotros para hacerlos valer.
A veces es la costumbre, otras el sentirse aceptado en un grupo de padres y madres, y otras es simplemente que nos cuesta desprendernos de ese “saber popular”. Es complicado, pero hay que aprender a mirar a nuestros peques desde otro lugar menos adulto centrista y empezar a hacer el ejercicio en cada situación de cambiar al peque por un adulto y ver si realmente seguiríamos actuando o diríamos lo mismo que si el protagonista de la situación fuera un peque.
Nunca dejaríamos a un amigo sin un amigo triste sin un abrazo para que “no se acostumbre“, o le diríamos a nuestra pareja después de un mal día en el trabajo “cuando se te pase vuelves”, o le sacaríamos de la cama poco a poco si nos molesta que se mueva por la noche.
Tampoco llamarías torpe a un amigo si se le cae un vaso o derrama la sopa, o le diríamos a nuestro abuelo si se cae “no ha pasado nada” “levántate tú solo que puedes”.
Pues si no lo haríamos con los adultos que queremos (ni con desconocidos incluso) no se lo hagas a tu peque.
Aprendemos de las personas con las que vinculamos, y es normal que repitamos patrones de los aprendizajes vividos, pero también somos capaces de ofrecer otra oportunidad emocional a nuestros hijos e hijas acompañándolos desde su altura, considerándolos personas y aprendiendo a ponernos en su lugar.
Así que, cuando alguien me pregunta si está siendo o no respetuoso con su peque o la manera de saberlo, yo siempre contesto lo mismo: Piensa en la situación, cambia a tu peque por un adulto en esa misma situación, y si crees que no lo harías igual, NO ESTAS SIENDO RESPEUTOSO. Reformula la manera en la que estás comunicando con tu peque. Sencillo, simple y real. Ahora sabiendo esto puedes preguntarte ¿Estoy siendo respetuoso?
Si necesitas ayuda o dudas sobre si tu forma de comunicarle con tu peque o con los niños y niñas que te rodean es la adecuada escríbenos.
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AUTORA: Marian Rodríguez, Mamá y Maestra de Educación Infantil y Primaria.
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