Rabietas infantiles: 10 estrategias que funcionan para manejarlas
Las rabietas son una parte normal del desarrollo infantil, aunque es un momento complicado del desarrollo de nuestros hijos para acompañar como familias o educadores. Este artículo te presenta 10 estrategias que te ayudarán a prevenir y manejar las rabietas de tus hijos de manera efectiva.
Las rabietas son una parte natural del desarrollo infantil, pero pueden ser estresantes para los padres y confusas para los propios niños. Sin embargo, sabiendo esto y algunas estrategias, podéis prevenir y manejar estas explosiones emocionales de vuestros peques de manera efectiva. Desde aquí te contamos 10 estrategias que pueden marcar la diferencia y que usamos habitualmente en la escuela porque funcionan.
Lo primero conecta con la emoción del resto de familias que tienen peques en la misma edad que vosotros. A todos nos pasa lo mismo con nuestros peques de entre 2 y 4 años, cada vez más las rabietas aparecen antes. Es un periodo de la vida de vuestros hijos e hijas que es muy importante a nivel cerebral (y si, un poco tedioso de acompañar) pero que les ayuda en la construcción de su personalidad y de sus habilidades sociales.
La importancia de las rabietas
Las rabietas son como las válvulas de escape de los peques. Les ayudan a soltar toda esa emoción que les rebosa cuando aún no saben expresarse bien con palabras. Es como si su cerebro estuviera aprendiendo a conducir un coche nuevo: las rabietas son como ese frenazo repentino. Además, les enseñan a lidiar con la frustración y a entender las reglas del juego social. Aunque a veces nos vuelvan locos, al final les sirven para aprender a controlarse y entender mejor sus emociones. Es parte del viaje de crecer y madurar y nuestra labor es acompañarlos. Parece nada y lo es todo.
Las 10 estrategias que funcionan.
Aquí van las 10 estrategias que a nosotras nos funcionan como acompañantes.
- Anticipa y prepárate: Tú conoces a tu peque. Identifica qué cosas disparan las rabietas en tus peques y trata de adelantarte a ellas. Prepararlos para los cambios o situaciones nuevas puede evitar muchos dramas.
- Establece rutinas: Los peques se sienten más seguros cuando saben qué va a pasar. Tener rutinas diarias claras les da esa seguridad y puede evitar las rabietas. Adelantarles las cosas que vayáis a ir haciendo en vuestra rutina diaria. Y sobre todo si algo se va a salir de lo habitual.
- Habla con ellos: Enséñales a expresar lo que sienten con palabras. Es más fácil manejar las emociones cuando sabes ponerles nombre. Si no tienen lenguaje interpreta su emoción y ponle voz: “estás enfadada… he visto que tu hermano te ha quitado el juguete…”
- Dales opciones: No es cuestión de dejarles hacer lo que quieran, pero darles opciones limitadas (que puedan elegir entre dos formas de hacer algo) les ayuda a sentirse con un poco de control y evita algunas rabietas.
- Hazlos reír: A veces, un poco de humor puede cambiar el panorama por completo. Hazles algún juego o chiste para distraerlos y cambiarles el chip.
- Comprende sus emociones: Valida lo que sienten. Que vean que entiendes su frustración o enojo puede ayudar a calmar el rabietas más rápido. Si son mayores pon un ejemplo de eso que te haya pasado a ti también.
- Mantén la calma: ¡Respira profundo! Mantén la calma, aunque parezca misión imposible. Saber que estás tranquilo ayuda a que ellos también se calmen. Si no puedes mantener la calma, delega en tu pareja. Para sostener una rabieta hay que estar calmados y saber que podemos acompañarlos sin destaparnos nosotros.
- Pon límites claros: Los peques necesitan saber qué está bien y qué no. Establece reglas claras y consecuencias lógicas. No utilices los castigos, a priori parece que funcionan más rápido, pero a largo plazo tienen peores consecuencias. Es fundamental que los límites sean consensuados entre vosotros y que los apliquéis de igual manera.
- Enséñales a calmarse: Ayúdales a manejar sus emociones. Puedes enseñarles técnicas sencillas como respirar profundo o contar hasta 10 cuando están frustrados. La mejor manera de enseñarles a calmarse es haciéndolo tu con ellos.
- Da ejemplo: Recuerda que ellos aprenden viendo lo que haces. Si mantienes la calma y tratas de resolver las cosas de manera positiva, ellos aprenderán a hacer lo mismo. Somos ejemplo.
Recuerda:
- No estás solo. Todos los padres y madres experimentamos rabietas con nuestros hijos.
- La paciencia y el amor son esenciales para manejar las rabietas.
- Las estrategias que funcionan para un niño pueden no funcionar para otro.
- No te desanimes si las rabietas no desaparecen de la noche a la mañana.
Esperamos que estos consejos os sirvan. No hay una fórmula mágica, pero con amor, mucha paciencia y estos truquitos, ¡seguro que las rabietas se vuelven menos frecuentes en tu casa!
Si tienes dudas o preocupaciones, no dudes en consultarnos. Si lo que quieres es que te ayudemos a acompañar a tu peque pide una asesoría aquí.
También puedes tener más información en nuestro curso La Importancia de las Rabietas de Cristina de Arespacochaga.
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AUTORA: Marian Rodríguez Mamá y Maestra de Educación Infantil y Primaria.
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