¿Por qué tu peque no puede compartir?
¿Por qué no comparte tu peque?

¿Por qué tu peque no puede compartir?

 

Entendiendo por qué los niños y niñas encuentran difícil compartir. Compartir es una habilidad social fundamental que todos los padres y madres deseamos que nuestros hijos desarrollen. Muchas familias nos consultan preocupados porque sus peques no comparten y siempre contestamos lo mismo; no es que no quieran, es que en estas edades no pueden.

Habitualmente asistimos a la típica situación en el parque o en una reunión con amigos (con  hijos) en la que un peque tiene un juguete que atrae la atención de otros, qué quiere de repente ese juguete para sí. Y acabamos diciendo “pero hijo, déjale la pala un ratito, y así ella juega, ella un rato y otro tú, y luego te deja la suya… hay que compartir…” y tu hijo grita “¡noooo, es miaaaa!”. Seguro que esta situación la habéis vivido muchos, cambiando pala, por coche, o moto, o peluche… ¿a que si?

Los peques, entre los 2 y los 5 años, encuentran difícil compartir sus juguetes o sus cosas con otros. ¿Quieres saber cuáles son las razones de por qué sucede esto y cómo podemos ayudarles?. Os contamos algunas de las características del desarrollo de los peques en estas primeras edades para que podáis entender por qué les resulta tan difícil compartir, por mucho que los adultos queramos (e insistamos).

1.   No tienen aún “Teoría de la mente”

Esta capacidad humana nos permite entender nuestros estados mentales y los de otros; es decir nos ayuda a ponernos en el lugar del otro. Nos permite tener conciencia de las diferencias que hay entre nuestro punto de vista y el de los demás. Y esta capacidad no se adquiere hasta aproximadamente los 4 0 5 años, por lo que tu hijo o hija no va a poder entender que “le deje un rato su juguete para que después le dejen otro a él” o que la otra persona solo va a jugar “un ratito“ con su juguete.

2.   Los peques juegan en paralelo.

En estas edades los peques comparten espacio, pero no juego. No juegan entre sí. No se necesitan para jugar unos a otros, no se tienen en cuenta para poder desarrollar su juego. Cada uno está centrado en su propio juego sin interesarse lo que hace otro u otros peques con los que comparte un espacio. Esto se percibe muy bien en una sala de clase de una escuela infantil, donde puedes observar a varios peques en el mismo espacio, pero jugando cada uno a lo suyo, muchas veces dándose la espalda. Juntos, pero no jugando.

No es hasta más o menos los tres años que empiezan a incluir a otros, y normalmente somos las figuras de apego a quienes suelen pedir compartir juego para empezar. Así que os pedirán jugar con vosotros trayendo juguetes, haciendo comiditas o similar, antes que pasarle la pelota a un amigo o amiga y pedirle que juegue con él.

3.   Su cerebro aún no está maduro para autorregularse.

El cerebro va madurando de dentro a afuera y de atrás hacia delante. Esto quiere decir que primero se desarrollan las partes (internas) de las emociones, por eso son tan impulsivos y emocionales. Y después la corteza (las externas) lo que nos permite el control de impulsos y la autorregulación, que, atención, acaban de madurar hacia los 21 años. Con este dato, nos resultará ya obvio que no podemos pedir a nuestros hijos e hijas que se regulen cuando algo no les gusta, por ejemplo, cuando otro peque quiere jugar con su juguete.

4.   Viven en el presente

Por lo que no pueden entender que en el “futuro” el juguete va a volver a sus manos. Los peques entre los 2 y los 5 años viven en una etapa egocéntrica (según Piaget). Aquí sólo entienden el mundo a través de sus deseos y lo que ellos y ellas necesitan. No entienden que hay otros que puedan querer lo mismo que ellos, o que tengan puntos de vista diferentes. Como no comprenden que haya un “mañana”. Ellos viven en el presente y no comprenden el futuro aun de la misma manera que los adultos, por lo que no comprenden que el otro peque vaya a devolverle el juguete “en un ratito”

¿Qué podemos hacer como adultos para ayudarles a compartir?

  • Ser modelos: Los niños aprenden observándonos. Por lo tanto, si quieres que tu hija o tu hijo comparta, asegúrate de compartir tú en tu vida diaria. Compartir tus cosas y no las suyas, y así cuando llegue el momento ellos compartirán porque te han visto hacerlo mil veces.
  • Mostrar habilidades sociales: De nuevo en esto también somos modelos. Dedica tiempo a mostrar a tus hijos o peques a tu cargo las habilidades sociales básicas. Si tú no eres capaz de esperar, coges las cosas sin permiso, interrumpes a otros o nunca saludas o das las gracias no esperes que ellos y ellas lo hagan solo porque tú les “recuerdes” con palabras que deben hacerlo. Y recuerda que estas habilidades les ayudarán a entender la importancia de compartir en el contexto de las interacciones sociales.
  • Reconocer y validar sus sentimientos: Es importante validar los sentimientos de tu hijo. Mostrar empatía hacia las situaciones que ellos viven como “complicadas”. En lugar de insistirles para que compartan, háblales, y ponles palabras a lo que crees que está sintiendo, reconoce sus sentimientos y ayúdalos a encontrar soluciones.
  • Crear oportunidades para compartir: Genera situaciones en las que compartir material o juguetes sea una parte del propio juego, para que tengan la oportunidad de “practicar”. Expresa en voz alta las situaciones en las que tu hija o hijo comparta de forma autónoma, para reforzar estos momentos.

En conclusión, es importante comprender que la dificultad de compartir en los niños pequeños es parte natural de su desarrollo y así no les exigiremos de manera repetitiva comportamientos que están muy lejos de poder conseguir.

De la misma forma es necesario que los adultos nos miremos para comprender formas de hacer de nuestros peques. Seguro que nos sorprende observar que quizá nosotros tampoco seamos tan generosos con los desconocidos como queremos que lo sean nuestros peques. Así, sabiendo todo esto, es más sencillo tener paciencia y con nuestro modelo y amor poder acompañarlos. Así desarrollarán sus habilidades sociales, actitudes de generosidad y cooperación que los acompañarán toda su vida.

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AUTORA: Marian Rodríguez  Mamá y Maestra de Educación Infantil y Primaria.

04/27/2024
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