¿De verdad son necesarias las Rutinas?
En la escuela utilizamos mucho la palabra “rutinas” como sinónimo de ritmo o de cadencia en el día. En el día a día de una escuela hay diferentes momentos que se repiten siempre y que ayudan a los niños y niñas, sobre todo a los más pequeños a predecir lo que viene después.
Pero de una tiempo a esta parte escucho como si fuera una máxima la frase de “ los niños necesitan rutinas”. Nos dicen que los niños y las niñas necesitan rutinas, limites y aburrirse. Pero en realidad lo que necesitan son adultos a cargo que puedan acompañarles como necesitan. Que les “escuchen” con la mirada, para saber en qué momento están y lo que necesitan, con los que conecten y que les ayuden a pertenecer y contribuir.
Es normal escuchando este tipo de afirmaciones tan rotundas que te preguntes si tus hijos realmente necesitan una rutina.
Y seguro que te ha pasado que, en vez de ayudar, las rutinas parecen crear luchas de poder en casa.
La clave (como casi en todo), está en encontrar el equilibrio.
Rutina o ritmo
La palabra rutina muy institucionalizada en las escuelas, a veces suena como algo por un lado impuesto y por otro algo repetitivo y nada edificante. Quizás es mejor utilizar la palabra ritmo .
La gran diferencia entre un ritmo y una rutina es la flexibilidad. Con las rutinas hay horarios fijos que cumplir y aunque los peques sepan lo que viene después, los horarios a veces crean conflicto.
Los ritmos en cambio son flexibles en horario e incluso se pueden variar según circunstancias, el momento del año o los acuerdos a los que lleguemos con ellos.
Cuando establecemos rutinas en consenso con nuestros hijos o con los peques en el aula, les estamos dando la oportunidad de participar, de elegir y de controlar algo en sus vidas. Y desde ahí la que “manda” es la rutina que hemos consensuado… no yo. Aunque como adultos nos toca ser los garantes de que los acuerdos se cumplan. Y ellos aceptan, respetan y resuelven. Y oye…desaparecen la gran mayoría de las luchas de poder.
“No lo digo yo… lo dice el cartel de la clase, o la norma que hemos decidido entre todos”
¿Rutinas o luchas de poder?
Seguro que sientes que las rutinas en tu hogar se han convertido en una fuente de conflicto, porque intentas que la norma (disfrazada de rutina) se cumpla, y esto genera luchas de poder. Si esto pasa es que probablemente haya una desconexión.
Imponer una rutina muy rígida puede hacer que tus hijos se resistan. A veces, lo que tus hijos buscan es tener un poco más de control sobre su tiempo o actividades. Ponte a pensar en el poco control en realidad que tienen los peques sobre sus vidas.
En lugar de convertir las rutinas en batallas, es mejor que las veas como una oportunidad para conectar. Si les das la opción de elegir pequeñas cosas, como el orden en que hacen sus tareas o cuándo se lavan los dientes, ellos sentirán que tienen cierto control sobre su vida, lo que reducirá las luchas de poder y creará un ambiente en casa donde todo fluya mejor.
¿Qué necesitan realmente tus hijos?
Más allá de rutinas estrictas, lo que tus hijos necesitan es orden y estructura. Esto no significa que todo deba ser igual todos los días, sino que el ambiente en casa sea constante y confiable. Los niños necesitan saber que pueden confiar en ti y que, en general, las cosas importantes no cambian de un momento a otro.
Si en casa las normas y los ritmos son contantes y además son consistentes, les das a tus hijos una sensación de seguridad.
Saben que pueden prever lo que va a pasar, y eso les ayuda a regular sus emociones y a sentirse más tranquilos.
No es necesario que el baño sea siempre a las 8:00 p.m., pero sí que sepan que después de la cena llega la hora de relajarse para dormir.
Y si además los ritmos de la casa fluyen desde el consenso de todos. Pues mejor que mejor. Así puede ser que en tu casa en invierno haya que llevar calcetines y en verano no. O que en verano decidáis que el momento de tele es solo después de comer. porque lo habéis decidido entre todos y no solo los adultos.
El saber que viene después y que pueden esperar del tiempo en casa les da mucha confianza y seguridad. Todo fluye mejor. No hay luchas de poder.
Hay familias a las que les funciona muy bien los cuadros de rutinas o simplemente tener las decisiones de familia expuestas de forma visual en un sitio común, para que los peques puedan saber que viene después.
Pero esto no es algo solo de los peques. A los adultos nos pasa un poco lo mismo, saber que viene después y poner orden nos hace sentir más seguros al mismo tiempo que conseguimos organización y terminar cosas. ¡Los post it en ventanas como recordatorios visuales también valen!
Lo que tus hijos realmente buscan y necesitan:
- Información: Necesitan saber que va a pasar en su propia vida. Y esto no significa planes estrictos sino mas bien planes flexibles y confiables.
- Poder tomar decisiones: No tienen apenas control sobre su vida. Necesitan saber que pueden y que son parte de la familia. Solo el que puedan asumir, demasiado les resultaría abrumador.
- Saber que somos “confiables”: esto es que somos predecibles. Que no saltamos de la euforia al al grito según pase uno u otro planeta.
- Presencia y tiempo: Necesitan tiempo con nosotros, tiempo en familia, tiempo con papa/ mama en solitario… Tiempo de calidad y en Cantidad.
Tus hijos no necesitan que todo sea estricto, pero sí que sientan que forman parte de la familia.
Quieren sentirse valorados, saber que su opinión importa y tener un papel activo en las dinámicas de casa. Los niños y niñas necesitan es pertenecer y contribuir. Y esta pertenencia y contribución es fundamental para su desarrollo emocional.
¿Cómo garantizar rutinas sin luchas?
Te doy algunos consejos para que puedas crear los ritmos o rutinas en tu familia sin que se conviertan en una fuente de estrés o conflicto:
- Sé flexible: Está bien tener un plan, pero no te preocupes si de vez en cuando las cosas no siguen exactamente el horario. O no salen como te esperabas. Si un día se acuestan 15 minutos más tarde, no pasa nada. Lo importante es mantener una estructura general, pero sin rigidez.
- Acompaña en lugar de imponer: Acompañar significa estar presente y explicarles el porqué de las cosas. En lugar de decir “¡a dormir ya!”, prueba con “si nos acostamos ahora, mañana estaremos con más energía para jugar”.
- Límites desde el amor y el respeto: Los límites son importantes, pero siempre desde el respeto. Más que reglas estrictas, los límites deberían ser guías que les permitan saber lo que se espera de ellos, sin sentir que están siendo controlados.
- Evita recompensas y castigos: En lugar de ofrecer premios o castigos, trata de acompañar sus emociones. Si un día no quieren seguir la rutina, pregúntales qué sienten y ayúdales a entender la importancia de mantener ciertos hábitos, sin recurrir a un castigo.
- Predecibilidad y constancia: Aunque la flexibilidad es importante, tus hijos necesitan saber qué esperar en los momentos importantes del día. Si después de la cena siempre hay un rato de tiempo en familia, o si mamá y papá siempre están disponibles para ayudar antes de dormir, ellos sentirán que pueden confiar en esa estructura.
- Evita el perfeccionismo: Nadie es perfecto. No te frustres si un día no sigues la rutina exactamente como planeaste. Lo importante es mantener una consistencia a largo plazo sin convertirte en esclavo de la rutina.
Conclusión
Más que rutinas rígidas, tus hijos necesitan orden, estructura y, sobre todo, conexión contigo. Si en casa encuentran un espacio seguro y predecible, y si se sienten parte de las decisiones del día a día, estarán mucho más tranquilos y dispuestos a colaborar.
El objetivo no es cumplir con una rutina al pie de la letra, sino acompañar y guiar desde el respeto y el cariño, adaptándote a las necesidades y emociones de tus hijos.
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AUTORA: Marian Rodríguez Mamá y Maestra de Educación Infantil y Primaria.
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