Piérdele el miedo al periodo de acogida.
El periodo de acogida en la escuela.
Adaptación vs. Acogida
Escucho mucho como sinónimos de este momento del año, “adaptación y acogida“ Y no es ni mucho menos lo mismo. De hecho, cambiar la terminología ayuda a dar la importancia que tiene a este momento del año. Quizás el más importante.
Segun la RAE,
Acoger es dar refugio, abrir los brazos y recibir sin condiciones.
Adaptarse, en cambio, es acomodarse o ajustarse a algo o alguien, haciendo las modificaciones necesarias.
Para mi está muy clara la diferencia.
Lo primero que debemos entender es que acoger significa abrirse al otro, recibirlo con calidez y ofrecerle un refugio seguro. Implica calidez y amabilidad.
En este sentido, hay una diferencia clara entre el periodo de adaptación y el de acogida.
En una cogida No tengo que variar nada de mí. Me acogen como soy. Con todo.
En la “adaptación” hay una cierta hostilidad del que tiene que cambiar algo para ajustarse a lo que se le pide.
Cambiando los términos, transformando la adaptación en acogida, transformamos la hostilidad por un tiempo amable para todos.
El tiempo de acogida es más que una adaptación.
El periodo de acogida es mucho más que una simple adaptación.
Es ese primer encuentro especial donde la escuela recibe tanto a los niños y niñas como a sus familias, acompañándolos con cariño y atención.
Durante los primeros años de vida, los niños y niñas dependen emocionalmente de sus figuras de apego. Y del comienzo en la escuela infantil representa un gran cambio tanto para ellos como para las familias. Por eso, cómo se sientan acogidos y la atención que reciban en este tiempo será crucial para construir vínculos de seguridad y confianza en la escuela (y en el resto de su vida).
En todas las escuelas y centros deberían valorarse profundamente el periodo de acogida y vinculación. Es importante que se viva de una forma consciente y seria porque entendemos que es una parte fundamental para convertir la escuela en el segundo hogar de tu peque.
Todos los que formamos parte de este proceso (niños, familias y profesionales) tenemos derecho a un tiempo para conocernos, reconocernos y sentirnos acogidos.
Imagina cómo te sientes en una fiesta donde no conoces a nadie. Ahora piensa en cómo cambia todo si hay un amigo contigo. ¡Eso es lo que queremos para tu peque! Que se sienta acompañado y seguro desde el primer día.
Mitos y Verdades sobre el Periodo de Acogida: Lo que Nadie te ha Contado.
Mitos
Mito 1: Que se “adapten” es solo Cuestión de Tiempo.
Es que no tienen que “adaptarse” tienen que vincular.
Es un error pensar que la adaptación de un niño o niña es solo cuestión de tiempo. A veces, lo que el tiempo genera es resignación. Si un peque llora durante varios días y no recibe el acompañamiento adecuado, puede dejar de llorar, no porque se sienta mejor, sino porque ha aprendido que su llanto no cambiará la situación. Entonces dejará de llorar y buscará otros mecanismos (no siempre adaptativos o sanos) para seguir adelante.
Que llore o no, no tendría que ser la forma de valorar si un peque esta” adaptado“ a un espacio. Lo interesante es saber que está estableciendo buenos vínculos y por ello se encuentra seguro y tranquilo.
Mito 2: Los Niños /as se adaptan a Todo.
Hay parte de verdad en esta afirmación. Pero también un coste que a veces no se tiene en cuenta.
Si bien cuando somos pequeños tenemos una increíble capacidad de adaptación, esto no siempre significa que esa adaptación sea saludable o que nos fortalezca. Frente a situaciones de inseguridad, miedo o desamparo, un niño activará mecanismos de defensa para seguir adelante.
Desarrollar estos mecanismos de forma temprana puede no ser beneficioso. Cuanto menos necesiten activar estos mecanismos defensivos en su desarrollo emocional, mejor será para su crecimiento.
Los mecanismos internos de defensa nos protegen del dolor cuando este es más de lo que podemos soportar y mi vivencia será de tener que defenderme de este dolor todo el tiempo y esto perjudicará realmente mi auténtica capacidad de adaptación en mis experiencias futuras. Esto creará funcionamientos psicológicos basados en la evitación de la emoción, en la negación, la represión o la disociación.
Mito 3: El Sufrimiento los hará más fuertes.
No, el sufrimiento no fortalece, especialmente cuando ocurre en etapas tempranas del desarrollo. Existe una diferencia entre aprender a manejar la frustración y enfrentar un sufrimiento profundo que no debería ser parte de su experiencia.
Necesitan seguridad, atención y acompañamiento en sus emociones. Saber que tienen sus necesidades emocionales cubiertas. No vivir en un estado constante de defensa emocional.
Mito 4: No Pueden tener siempre lo que quieren.
Es cierto que los niños deben aprender a manejar la frustración, pero esto no se aplica a sus necesidades emocionales profundas. No atender un llanto no les enseña a manejar la frustración, sino a sentirse solos y desatendidos.
A veces se confunde el acompañamiento emocional con el no poner límites o permitir la frustración.
Una crianza que atiende y acompaña la emoción implica límites, frustración, y llanto. Pero un llanto acompañado, no en soledad, implica acompañar a transitar por la frustración de lo que en un momento dado no se puede dar. Acompañar a un peque mientras llora nunca es sobreprotegerles. Sobreprotegerles es evitarles los límites y frustraciones cuando si están preparados para vivenciarlas.
Mito 5: Los peques que ya estuvieron el año pasado no necesitan Acogida
Cada nuevo ciclo o etapa en la escuela necesita su propio proceso de acogida, incluso para aquellos niños que ya han pasado por una experiencia similar el año anterior.
Cada año es diferente, y probablemente, aunque el espacio no lo sea, si lo serán compañeros, acompañantes e incluso ellos mismos no serán iguales. Cada año se necesita un tiempo para volver a retomar.
Si un niño ha tenido una experiencia de separación dolorosa en el pasado, es probable que reviva esos sentimientos de desamparo y soledad en cada nuevo comienzo. Es fundamental ofrecerles el tiempo y el apoyo necesarios para que puedan afrontar estos cambios de manera saludable.
Verdades.
La primera acogida será fundamental para todas las demás.
La forma en que los niños y niñas sean acogidos en un nuevo entorno social fuera de la familia es crucial. Este proceso, lleno de nuevas reglas, vínculos y experiencias, marcará cómo enfrentarán la inseguridad y el miedo.
Y aunque pueda parecer exagerado, también influye en cómo manejarán la sensación de abandono durante el resto de su vida.
Durante los primeros años de vida, los peques aún no cuentan con los recursos psicológicos para enfrentarse a la experiencia de ser dejados en un lugar donde aún no tienen vínculos emocionales de confianza. Por eso como adultos tenemos que hacer de puentes en este proceso porque este es un momento en el que necesitan sentirse seguros y sostenidos emocionalmente.
Entonces, ¿Porqué es bueno hacer el periodo de vinculación con los peques?
El objetivo principal en estos primeros días es crear un vínculo fuerte entre el niño, su familia y la escuela. Este vínculo depende tanto de la iniciativa natural de los niños como del apoyo que ofrecen las familias y la escuela. Elementos como el diseño de los espacios, los materiales, y la disposición corporal juegan un papel crucial en este proceso.
Para sentirse bien, necesita vincularse con las nuevas personas que le darán seguridad.
Ellos necesitan conectar lo conocido con lo nuevo, lo confiable con lo que todavía no saben si lo es.
Y esto no es solo cosa de la infancia, los adultos también necesitamos nuestros propios periodos de adaptación, aunque contamos con más herramientas.
Es muy importante, porque durante este tiempo, las familias proporcionan un sostén físico y emocional crucial. La presencia de las familias o figuras de apego es fundamental, ya que da la oportunidad a los peques de observar, explorar, descubrir…disponiendo de una base segura (teniendo a su madre, padre o figura de apego a su lado). Hacen de puente entre lo conocido y lo desconocido, construyendo poco a poco confianza en el nuevo espacio con las nuevas personas. Esa confianza inicial permitirá que, con el tiempo, los educadores se conviertan en una nueva fuente de seguridad emocional.
Importancia Inmediata y Futura
El periodo de acogida es vital tanto en el presente como para el futuro.
Ahora, porque ayuda a los niños a conectar con su nuevo entorno y las personas que los rodean.
Y más adelante, porque el vínculo que se establezca en estos primeros momentos con las nuevas figuras de referencia, con sus educadores, con el entorno material y social, etc. Es, en este momento de la vida, la clave para aprender a desplegarse después, en otros entornos desconocidos. O incluso cuando no estemos nosotros como adultos para hacerles de sostén. Si el vínculo es bueno, tendrán la seguridad y confianza necesarias para explorar, jugar, descansar, comer y disfrutar.
Proximidad, Distancia y Comunicación
Una parte esencial de la vinculación es cómo se maneja el juego entre proximidad y distancia, así como la comunicación con la familia. Observar cómo los niños juegan y se relacionan en un entorno seguro nos permite acompañarlos de la manera más adecuada cuando llega el momento de la separación.
Respetar el tiempo y el ritmo.
Respetar el tiempo y el ritmo de cada niño es clave para una adaptación exitosa. Esta etapa no es solo una transición, sino la base para un año escolar lleno de confianza y seguridad.
La Importancia de un Periodo de Acogida Respetuoso
Transformar la adaptación en acogida es esencial para que los niños no solo se ajusten a su nuevo entorno, sino que lo hagan de una manera que les permita desarrollar vínculos emocionales seguros y saludables.
El periodo de acogida no es solo un trámite, es un momento de vinculación emocional con las nuevas personas de su entorno y con su entorno en sí. Y es la base sobre la cual se construirá su experiencia en la escuela. Asegurarnos de que se sientan acompañados y comprendidos no solo evita sufrimientos innecesarios (a los peques y a las familias) , sino que les permite crecer en un entorno seguro y lleno de confianza.
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AUTORA: Marian Rodríguez. Mamá de dos y Maestra en Educación Infantil y Primaria.
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