Hoy voy a hablaros del enfoque Reggio Emilia. Cada día escucho a más personas que buscamos otro tipo de educación para nuestros hijos, hijas y alumnos, alejándonos cada vez más de la educación tradicional. Buscamos nuevas formas de enseñar, otras pedagogías, metodologías y enfoques.
¿Por qué quiero hablaros de este enfoque y no de otro? En primer lugar, porque para mí este estilo educativo supuso un inicio en la forma de mirar a la infancia desde el respeto. Supuso un cambio de mirada y un punto y aparte, y me dio herramientas para hacer lo que mi corazón quería.
Y, en segundo lugar, porque la forma de entender y de mirar al niño y la niña desde este enfoque, supuso un cambio en la concepción de la infancia que se tenía y que se tiene incluso a día de hoy.
El Enfoque Reggio Emilia surge en Italia tras la II Guerra mundial. En un pueblo de la región de Reggio Emilia, Villa Cella. En un primer momento un grupo de mujeres, y después de familias, se pusieron de acuerdo para crear una escuela de la nada. A partir de los escombros y restos de la Segunda Guerra mundial.
Después de lo que habían sufrido, quisieron crear una escuela diferente. Una escuela que reflejara una nueva mentalidad para educar a los niños y niñas del mañana y que no repitieran los errores del pasado.
Por eso el enfoque Reggio Emilia promueve una educación donde el niño y las niñas son seres completos. Que no necesitan ser “adiestrados de conocimientos desde el exterior”. Ellos mismos cuentan ya con capacidades e intereses propios que nacen de su necesidad de explorar lo que les rodea.
En Reggio se considera al niño y a la niña protagonistas de su propio aprendizaje. Reggio es una filosofía, una forma de entender la educación.
Este enfoque pedagógico gira en torno a la propuesta del pedagogo Loris Malaguzzi. También contribuyeron otros coetáneos, escritores, pensadores y maestros de la época. Sostenían que el aprendizaje se produce a través de la experimentación y la relación con su entorno.
Y, además, que el niño posee múltiples maneras de comunicarse, 100 lenguajes, de los que la educación les quita 99.
La implicación que tuvo Loris Malaguzzi en la creación de esta primera escuela hizo que todos conozcamos su nombre inevitablemente unido y como representante de esta propuesta educativa,.
Pero Loris, además de crear un discurso educativo, generó un cambio de mentalidad en las escuelas, en las familias, en los maestros y también en las instituciones que lo rodeaban, dando lugar a una discusión sobre las concepciones y la idea de la infancia que se tenía hasta el momento.
Este terremoto educativo cuyo epicentro se dio hace tantos años, ha llegado a nosotras en forma de respeto y cuidado hacia los niños y las niñas, dándoles la relevancia y la importancia que poseen.
En Reggio, los aprendizajes parten de los intereses de los niños. También cobran mucha relevancia las “provocaciones” o “invitaciones de juego”. En estas propuestas los educadores muestran materiales y propuestas de forma estética y atractiva para despertar el interés de los niños y niñas, con un increíble respeto a los ritmos de cada uno.
Esta manera de ver la infancia promueve la creatividad y el pensamiento divergente. A su vez fomenta la toma de decisiones y la capacidad de expresión a través de diferentes lenguajes. Entiende la existencia de diferentes estilos de aprendizaje y que deben adaptarse a cada persona y a cada ritmo.
Y, además, gracias a los avances en neurociencia se ha demostrado que los aprendizajes que se realizan a la manera “reggiana” desde la curiosidad y el interés personal son más significativos y permanecen.
Esperamos que esta información te sirva de interés para seguir investigando sobre esta fantástica forma de seguir y acompañar los procesos de los niños y las niñas. Y si necesitas más información puedes acceder al seminario “Descubrir el Enfoque Reggio Emilia”
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AUTORA: Marian Rodríguez, Mamá y Maestra de Educación Infantil y Primaria.
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